Francisco, el Papa pascual
- Trini Ried
- 28 abr
- 3 Min. de lectura
Legado del Papa Francisco en la Iglesia y el mundo
No puede ser casualidad que el papa Francisco haya partido justo después de la Fiesta de la Resurrección; por el contrario, es el signo más elocuente de su legado en la iglesia y el mundo. No fue un Pontífice de Viernes Santo solamente —asumiendo todas las heridas y fragilidades que todos experimentamos—, sino, fundamentalmente, un pastor de esperanza, de vida, de buen humor, de alegría, de sabiduría y de la energía que representa el Domingo de Pascua.
El Papa fue quien permitió, con su liderazgo, fortaleza y astucia, sumado al apoyo de muchos más, que el pueblo de Dios saliera de las sombras del sepulcro, de la desesperanza, del ego que lo estaba matando para ir renovando el mensaje del evangelio y el testimonio del Señor.
Murió con las botas puestas
Francisco se entregó hasta su último suspiro en la bendición Urbi et Orbi, haciendo evidente su imitación del mismo Jesús. Ya apenas tenía aliento y fuerzas, pero ahí estuvo para despedirse de todos nosotros “al pie del cañón”. Con las botas puestas hasta el último segundo, aún a cuestas de su intenso cansancio y esfuerzo. Loable y conmovedora su última aparición.

Si hay algo que admirar e imitar del Papa, fue seguir al pie de la letra el consejo del Señor: ser astutos como serpientes y mansos como palomas. Un espécimen único e imprescindible para nadar y volar en mares tan turbulentos como los que debió atravesar. Tuvo el coraje para exponer la verdad, pero sin descuidar la caridad. Tuvo la fuerza para ordenar, pero sin fragmentar; tuvo el carisma para encantar a los más sencillos y el vigor para denunciar a los que “remaban” en contra de la misión del servicio y del amor; tuvo la claridad para liderar y la humildad para pedir perdón y escuchar.
La línea del Señor
En un mundo tan polarizado como en el que vivimos, peregrinar fielmente al Espíritu Santo no es un tema menor; la alta complejidad y sensibilidad de todas las problemáticas que nos atraviesan a muchos los llevó a tildar al Papa de un color u otro, dependiendo su posición. Sin embargo, Francisco no era de derecha ni de izquierda, era de Dios; no era ni fundamentalista ecológico ni un crítico del sistema económico, era un pastor responsable de la creación y de lo humano al igual que el Señor. No era conservador ni progresista, era apóstol e hijo de la Virgen María como primera opción. Por lo mismo, no era encasillable más que en la lógica del Amor y llevar la salvación a tantos afligidos del mundo de hoy.
Claramente, la Iglesia y todo el pueblo de Dios, gracias al pontificado del papa Francisco, avanzó en el camino de la purificación de las intenciones, haciéndonos más hermanos, sencillos y libres del ego, el poder y el control. Sin embargo, aún queda mucho trecho, y es por eso por lo que nos encomendamos a su persona para continuar la misión que él comenzó. Invocamos su intercesión junto a la de la Santísima Trinidad y todos los santos por el presente y futuro del legado que Cristo encarnó y que le den la sabiduría al futuro Pastor.
Gracias por tanto, querido Francisco, y esperamos desde el cielo su bendición, porque usted ya vivió la Pascua del Señor.
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